Fué un martes, meses de hablarlo, noches fantaseándolo y fue un martes.
Nada estaba planeado, era una fantasía difícilmente alcanzable, y aparecieron.
Palabras de compromiso, frases al azar y pasaba el martes.
Tras ellas sonrisas cómodas, miradas nerviosas y la noche por delante.
Nuestros besos, los suyos, y cuatro pieles.
Aromas a deseo, pezones erectos y falos asomando.
Ocho manos, cuatros lenguas y miles de fantasías ……………………………..
Y comenzó
No recuerdo por donde empezó, si lo recuerdo, las bocas se poseían con deseo, lamian los labios ya lamidos, besaban los besos ya besados, amaban los amores ya amados.
Cuatro bocas cuatro rincones inviolables.
Las manos rozaban, acariciaban, poseían, amarraban cada pliegue de nuestros cuerpos, y tímidamente rozaban piel ajena, piel nueva, mientras las bocas ya sabían a deseo, a morbo a sexo.
De dos a dos nos amábamos, el resto lo deseábamos, temblorosos buscábamos el cómo, el cuándo, y llego, esto no sé cómo pero llego.
El amor no se esfumo, el amor permaneció en las miradas, en las búsquedas de la piel amada, en el placer producido por el deseo ajeno.
Y te vi, abriendo firmemente sus piernas, dejando aflorar su sexo jugoso ansioso de tu boca, y esa lengua que segundos antes estaba en mis labios, lamia ahora un sexo húmedo, nuevo, un clítoris excitado. Y mis labios se fueron posando en un falo nuevo desconocido, erecto, ansioso por entrar en mi boca. Gemidos, sudor, contorsiones y orgasmos, corridas desconocidas y provocadoras.
Lujuria, placer prohibido, morbo, sexo, sexos, y entre todo ello amor, amor de vernos amor a prueba.
Tu cuerpo tendido, que no relajado, esperando tu gran fantasía, nuestras dos pieles, suaves, húmedas de placer, emanando deseo, nos deseabas, nos implorabas en silencio de a dos.
Y recibiste dos lenguas, cuatro manos, dos cuerpos, cuatro pechos. Sin sonido escuche tus gritos de placer, con mi lengua escribía mi amor en tu piel, ella escribió deseo, lo vi, y tu nos premiaste con tu explosión lujuriosa, sobre nuestros rostros. Te vi estremecer, vi tu pene entre mis manos y las suyas, vi tu sexo en su boca y la mía, y te amé mientras entro tu placer entre mis labios.